La salida a bolsa de Instacart

Durante el final del año 2022 y el comienzo del año 2023 se ha producido una sequía importante de salidas a bolsa de compañías tecnológicas en Estados Unidos. Esa falta de liquidez para los inversores ha llevado a bajadas significativas en las valoraciones de las startups desde mediados de 2022.

Se han dado dos efectos. Por una parte, los fondos de capital riesgo tienen muchas dificultades para levantar nuevos fondos entre inversores, con lo que hay menos dinero disponible para invertir y por otra, los fondos de capital riesgo se han vuelto más cautelosos a la hora de aceptar elevadas valoraciones. Por eso me ha interesado especialmente la salida a bolsa de Instacart, que ha sido celebrada por los medios especializados como el fin de la sequía de salidas a bolsa y la recuperación de las valoraciones de las startups.

Leí el hilo publicado en X por el profesor Aswath Damodaran, uno de los mayores expertos mundiales en valoración de empresas y decidí profundizar algo más sobre Instacart. La empresa recoge y entrega productos de más de 75 mil tiendas en 13 mil ciudades de Estados Unidos, con un negocio fundamentalmente concentrado en el sector de la alimentación. Compite en un mercado enorme pero con un margen muy bajo y con un negocio muy intensivo en mano de obra (las personas que hacen las compras en las tiendas físicas y entregan pedidos).

En los días previos a la salida a bolsa, se destacaba por los medios de comunicación que los gestores habían conseguido situar el precio por acción de Instacart en el rango alto de la horquilla de precios, signo de que existía mucha demanda, a 30 $ por acción. El primer día cerró a 33,70 $ por acción, ¡buena señal!… aunque actualmente ya cotiza a 30 $ por acción, con una valoración para la sociedad de 8.300 M$.

En el hilo mencionado, el profesor Damodaran explica que veía el precio de Instacart muy ambicioso, pero sobre todo explica que la salida a bolsa no debería considerarse un éxito. Primero, porque la valoración de la sociedad llegó a ser, al precio de la última transacción, de 39.000 M$ y, sobre todo, porque la inmensa mayoría de los inversores previos estaba perdiendo dinero. Veamos el cuadro que presentó el Profesor Damodaran:

En este cuadro, podemos observar cómo todos los inversores desde el año 2018 están perdiendo dinero con respecto al precio de su inversión. A finales de 2018 se invirtió a 9.279 M$ de valoración, en 2020 a 14.445 M$, 15.004 M$, 18.720 M$, y en 2021 a ¡¡39.000 M$!! A valor actual, Fidelity, Sequoia y T. Rowe Price están perdiendo el 76 % de su inversión aunque desconocemos si tienen algún tipo de acuerdo que haya reducido sus pérdidas.

En Instacart, según Crunchbase, se habrían invertido 2.900 M$ entre primario y secundario, y de ellos 1.900 M$ se habrían invertido a valoraciones superiores a 9.000 M$. Así que para una capitalización bursátil actual de 8.300 M$, el 65 % del dinero invertido estaría perdiendo.

Pero esto no es todo. El profesor argumenta que hay que considerar el coste de oportunidad. Que los inversores en Instacart podrían haber invertido alternativamente en un ETF (exchange traded fund) del S&P 500, en cuyo caso, incluso los inversores que invirtieron en Instacart en 2015, a 4.153 M$ de valoración, estarían perdiendo dinero en comparación con una inversión en un ETF indexado sobre el S&P 500. 

Como conclusión, la salida a bolsa de Instacart no parece indicar que existe un cambio de ciclo o que las valoraciones de startups de tecnología van a comenzar a subir de nuevo.

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